lunes, 25 de abril de 2011

tevi

Dos minutos más o dos minutos menos. Hoy fueron dos minutos menos. Salí camino al aula - aún los días son claros, soleados así que mi corazón estaba tibio para enfrentar una nueva sesión con chicos y chicas que en el fondo temo-. No recuerdo si esperaba encontrarte. Otro día si hubiera tenido la certeza que lo hacía, que te buscaba, que te esperaba. Te vi a unos veinte metros, viniendo en dirección a mí. Venias, al parecer, conversando con un profesor robusto, alto, altísimo. Cuando la distancia era mínima noté que no hablabas con él, sus pasos solo coincidían. Sucedió lo inevitable, nuestros pasos se cruzaron y no me viste. Estabas ensimismada, muy pensativa, hasta podría decir que desencajada. No traías ese glamour tan producido de las fotos que te tomaste. Pero si traías esos lentes que sé que detestas. Cuando ya eras el pasado no me atreví a voltear para saber a dónde te dirigías. En realidad quizá no me atreví a verte más que la espalda

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